El Ango, el largo retiro del campo de verano es una tradición que viene desde los tiempos de Buda. Antiguamente coincidía con la estación de los monzones, en un período de tres meses. Hoy en día para adaptarlo a la vida moderna algunos retiros se han reducido, y duran un mes, o una semana, pero el espíritu es el mismo. El Ango es el mejor momento para practicar el Zen: a lo largo de los días que dura el retiro nos sumergimos en la práctica de zazen y en las actividades cotidianas en comunidad, hasta quedar completamente inmersos en la Vía del Zen.

Es una oportunidad única para abandonar nuestra vieja historia personal, todos los condicionamientos del ego que continuamente nos lanzan al sufrimiento y nos impiden ser felices. No hace falta ser un experto, ya seamos veteranos o debutantes, eruditos o analfabetos, la fuerza del Ango nos arrastra indefectiblemente hacia la mente del despertar.

El maestro Dogen, al empezar el Ango, se ponía de pie y dibujaba en el aire un círculo con el puño. Así es la práctica del campo de verano, del Ango. Una práctica continua, como un círculo sin principio ni fin, una práctica que no sabemos cuándo empezó, ni cuándo acabará. Y ahora, durante una semana entera podemos formar parte de ella, girar nosotros con este círculo infinito, permitir que el Dharma nos dé la vuelta, y despertar con todos los seres en un instante de eternidad.

Lluís Nansen Salas