El próximo retiro zen del 6 al 10 de diciembre está dedicado a la celebración del despertar del Buda histórico. Es una tradición en el budismo zen que considera que el despertar del Buda ocurrió en el octavo día del duodécimo mes lunar. Todos sabemos cómo cambian los calendarios a lo largo de los siglos y cuán diferentes pueden ser de una cultura a otra. En cualquier caso, según parece, la fecha del 8 de diciembre es la que más se acerca.
Dejar los asuntos mundanos
Para los budistas zen, esta es una fecha muy especial y tratamos de dejar arreglados todos nuestros asuntos para poder dedicarnos a esta práctica del despertar. Así es para todos los practicantes, no importan las circunstancias personales, todos los que pueden lo arreglan para celebrar juntos esta fecha histórica. Y lo celebramos de la mejor manera posible, emulando la hazaña que hizo el Buda, sentado durante seis días y seis noches en zazen hasta alcanzar el despertar. Nuestra práctica en estos días no será tan severa como la que practicó el gran maestro. Sin embargo, cada uno de nosotros intenta darlo todo, sin reservas, como una ofrenda de agradecimiento a nuestro gran maestro. Esto hace que este retiro sea uno de los más poderosos del año, porque todos dan lo máximo de sí mismos, y cuando todos se dan completamente, la magia aparece.
El despertar del Buda al ver la estrella de la mañana
La historia de la transmisión dice que al ver la estrella de la mañana, el Buda dijo: “He despertado con la gran tierra y todos los seres sensibles al mismo tiempo”. Según el relato de la transmisión de la luz, el Buda pertenecía a la casta India del linaje del sol. A los 19 años, se escapó por encima del muro del palacio a medianoche y huyó a la montaña profunda. Se afeitó la cabeza y pasó 6 años practicando el ascetismo más severo. Luego se sentó durante 6 años más en el trono del diamante que conduce a la iluminación. Este trono del diamante no es otro que zazen.
La inmovilidad de zazen
Era tan absoluta su inmovilidad sentado en zazen que las hierbas crecían entre sus piernas. Las arañas tejían telarañas entre sus cejas. Los pájaros hacían nido encima de su cabeza. A los 30 años, en el octavo día del duodécimo mes lunar, al ver la estrella de la mañana, despertó abruptamente. Y en ese momento tocó la madre tierra con la punta de los dedos y dijo: “He despertado con la gran tierra y todos los seres sensibles al mismo tiempo”. Este fue su primer rugido del león. A partir de entonces, durante los siguientes 49 años, nunca se separó de su Kesa y su bol y ni un solo día dejó de exponer la enseñanza en beneficio de los que se reunían a su alrededor.
Despertar del Buda con la gran tierra
Este gesto de tocar la gran tierra con la punta de los dedos lo encontramos en muchas esculturas de Buda. Tocar la tierra es un gesto cargado de simbolismo que acompaña este momento en que el ego es trascendido. Este gesto expresa el sincero agradecimiento a la gran madre tierra que conecta con un explosivo sentimiento de hermandad con todos los seres. Somos una ola del gran océano, un brizna de hierba de la gran tierra.
Nansen