Cuán importante es el zazen, la meditación sentada, en la práctica del zen, nunca han dejado de hablar de ello los maestros de nuestra tradición. Dogen dice: “La transmisión del Dharma de Buda no es otra cosa que la transmisión de sentarse como un buda. Este es el eje esencial. Lo que ha pasado de persona a persona es la enseñanza esencial del zazen.” Y lo dice para presentar este poema de Wanshi:
El eje esencial de todos los budas,
el eje esencial de todos los ancestros,
es sentir las cosas sin tocarlas,
es iluminar las circunstancias sin oponerse.
Sin embargo, no se puede decir que el Zen sea solo zazen. Hay muchas enseñanzas, prácticas y rituales que nos acompañan en la práctica del Zen: el trabajo voluntario, la generosidad desinteresada, la compasión altruista… en definitiva, el cultivo de la via del bodhisattva. También es interesante estudiar el Dharma, la enseñanza de Buda, y leer a los maestros zen. Pero el Zen es principalmente una forma de vivir en armonía en la vida cotidiana. Un antiguo maestro chino llamado Nansen, cuando le preguntaron ¿Qué es el Zen?, respondió: “La vida cotidiana es el Zen.”
Cuando participamos en un retiro largo, como el que acabamos de hacer, podemos entender todo esto sin dificultad. Durante el retiro, zazen es el eje de nuestra práctica, y a partir de aquí podemos experimentar cómo la mente de zazen se integra en la vida cotidiana de las tareas y las relaciones humanas. Vivimos momentos de alegría y tristeza, momentos de conflicto con los demás, y momentos en los que el conflicto se disuelve. Hay fenómenos que nos succionan hacia afuera, y está el zazen que nos hace regresar hacia adentro. Es como la fuerza centrípeta que nos atrae hacia el interior, contrarrestando la fuerza centrífuga de las ilusiones y los pensamientos, que nos dispersan hacia el exterior. Lo podemos visualizar como un eje que gira y vertebra nuestra vida.
¿Cómo mantener este eje cuando volvemos a la ciudad?
Cuando volvemos a la vida de la ciudad, es cuando encontramos más dificultades para continuar zazen. No solo por los compromisos laborales y familiares, de las actividades cotidianas, y quieren escapar, quieren recluirse en un mundo espiritual. Para aquellos interesados en la espiritualidad, hay mucha oferta hoy en día, y actualmente hay muchas actividades espirituales con un planteamiento consumista, donde el compromiso es mínimo y las promesas son máximas. Esto hace que algunos practicantes zen se dispersen con tanta oferta, seducidos por las promesas. Y con el afán de probarlo todo y no comprometerse con nadie, pasan los días yendo de una cosa a otra, mientras olvidan la práctica del zen que tanto aman.
Es curioso porque cuando hablo con muchos de ellos, reconocen que no han encontrado nada como la práctica del zazen, que no han vivido nada comparable a lo que han experimentado en el retiro zen. Pero, aun así, no pueden evitar la ociosidad espiritual, que los lleva a probar esto y aquello. Al final, esto no sería un problema si no fuera porque nuestra vida es limitada, los años pasan y en el momento de morir, tal vez lamentemos habernos dispersado en tantas cosas vanas y no haber profundizado en nada.
La vía del monje zen
Especialmente, para aquellos que siguen la vía del monje zen, esto es una condición necesaria. Para el monje zen, la práctica de zazen debe ser el eje de su vida. Tanto si las cosas le van bien como si le van mal, tanto si tiene trabajo como si no lo tiene, tanto si vive en familia como en soledad. El zazen es el eje alrededor del cual construye su vida entera, todas las actividades que realice, sean cuales sean, giran alrededor de zazen, todas sus palabras giran alrededor de zazen, todos sus pensamientos giran alrededor de zazen. A veces me preguntan cuál es la diferencia entre la vía del bodhisattva y la vía del monje zen. Pues esta es la diferencia: para el monje zen, zazen debe ser el eje vertebrador de su vida.
¿Por qué zazen debe ser el eje?
También podemos preguntarnos, entre las muchas prácticas que enseñó Buda, ¿por qué zazen debe ser el eje y no otra? Porque, como todos hemos comprobado en el retiro, zazen es lo único que hace emerger la mente despierta. La mente despierta es una forma de funcionamiento de la mente que trasciende la ilusión de un yo separado del mundo, en contraposición con la forma de funcionamiento ordinaria que basa todo en ganancias y pérdidas para este yo ilusorio, arraigado en el ansia y el desprecio, y causante de nuestra insatisfacción y desesperación. La mente despierta de zazen es una puerta abierta a la percepción auténtica del ser, como dice Wanshi, es sentir las cosas sin tocarlas, es iluminar las circunstancias sin oponerse.
Nansen