Acabamos de regresar del retiro zen de nueve días que realizamos en la montaña, rodeados por la generosa naturaleza del Lluçanès. Tras el largo retiro de verano, intenso y transformador, volvemos a nuestra vida cotidiana en pueblos y ciudades. Algunos quizás aún están de vacaciones, mientras que otros ya han vuelto al trabajo. Sin embargo, todos enfrentamos la misma pregunta: ¿cómo continuar con la práctica que realizamos en el retiro en la vida diaria, llena de compromisos laborales, familiares y de ocio? Durante el retiro, todas las condiciones facilitaron la práctica de la meditación. Pudimos atravesar altibajos, momentos de éxtasis y momentos de desesperación, pero, en cualquier caso, continuar con la práctica fue muy sencillo. Levantarse, meditar, comer, trabajar, meditar, comer, trabajar. La regla del retiro marcaba un ritmo intenso y, al mismo tiempo, muy fácil de seguir.
Conectar con la naturaleza original
Esto ha permitido que todos los que estuvimos en el retiro, ya sean principiantes o veteranos, pudiéramos conectar con nuestra naturaleza original. Las circunstancias han ido cambiando. Puede que algún día no hayamos podido dormir, estuviéramos cansados, y pensáramos, ¿cómo puedo meditar así, tan cansado como estoy? Pero uno se sienta en zazen y zazen lo abarca todo, el cansancio, los nervios, el mal humor. Otro día, en cambio, podemos estar más descansados y entrar fácilmente en un samadhi profundo. Sea cual sea nuestro estado de ánimo, siempre podemos sentarnos a hacer zazen. Eso es lo que tiene el zazen. Por eso decimos que es un método universal, porque en cualquier momento y situación, cualquier persona puede sentarse en zazen, entrar en samadhi y conectar con su verdadera naturaleza.
Zen en la vida cotidiana
Sin embargo, al regresar a la vida cotidiana, todo parece más complicado. Uno piensa: “En el retiro todo es muy simple. Está todo organizado para meditar: los horarios, las comidas, el trabajo, todo converge para poder realizar la práctica. En cambio, en la vida cotidiana, los horarios son muy diferentes. Comparto la vida con otras personas, tengo compromisos y obligaciones… ¿Cómo podría realizar una práctica como la del retiro en la vida diaria?” Es una buena pregunta que todos nos podemos hacer en algún momento u otro, después de haber disfrutado de un retiro zen, después de haber generado el deseo de que nuestra mente esté siempre como en el retiro. Y esto no es tan difícil. No se trata de cambiar nuestra vida de la noche a la mañana ni de romper con todo lo que nos rodea para vivir como en el retiro. El secreto está en realizar pequeños cambios que no supongan una ruptura traumática con nuestra vida. Después de cada retiro zen, después de apreciar la experiencia, uno puede preguntarse: “¿Qué pequeño cambio puedo hacer en mi vida para acercarme un poco más a lo que he experimentado?” A veces, esto se traduce simplemente en agregar una sesión semanal de zazen con la Sangha, o en participar en el samu, o en comenzar la costura del rakusu. Hay muchas pequeñas cosas que podemos hacer para mejorar nuestra práctica.
¿Cuánto tiempo dedicar a zazen?
A menudo nos preguntamos cuánto tiempo deberíamos dedicar a zazen. No hay una respuesta única, depende de cada persona y de cada momento de su vida. Lo que puedo decir es que lo mejor es progresar gradualmente, a medida que nuestro cuerpo y mente lo demanden. Un buen momento para realizar este pequeño aumento es después de regresar de un largo retiro de zazen, porque tenemos la fuerza y la determinación para hacerlo. Aunque hayamos tenido experiencias gratas en el retiro, no debemos pensar que hayamos llegado a algún lugar. La práctica es un Camino que solo está vivo si continuamos.
Nansen