temps meditar

Piensas que no tienes tiempo para meditar? Una vez, un hombre joven que tenía dos hijos pequeños y un trabajo muy absorbente fue a ver a un maestro zen y le dijo: “Maestro, desde que tengo hijos, siento que nunca tengo tiempo para mí. Paso muchas horas trabajando y luego, cuando llego a casa, me dedico a atender a mis hijos, a quienes quiero mucho, pero al final del día siempre me queda la sensación de que no he tenido tiempo para mí, y que la vida se me va de las manos.”

El Maestro le dijo: “Ven cada mañana a meditar aquí en el templo, y luego me dirás.”

El joven quedó estupefacto: “Estimado maestro, con todos los respetos, pero no lo entiendo. Acabo de explicarle que no tengo tiempo para nada, ¿y usted me dice que venga cada día a meditar? ¿De dónde sacaré el tiempo?”

El Maestro se quedó en silencio, el joven comprendió que no tenía otra opción que probarlo.

El tiempo entero en cada instante

Así lo hizo. Durante los siguientes meses, el joven fue cada mañana a hacer zazen en el templo con los demás practicantes. Un día, después de meditar, el maestro le preguntó: “Joven, ¿todavía sientes que no tienes tiempo para ti?”

El joven respondió: “Cuando me dijo que viniera cada día a meditar, me pareció absurdo, pero la verdad es que después de estos meses de sentarme cada día en zazen, cuando vuelvo a la vida cotidiana, con todas las horas de trabajo y toda la dedicación a mis hijos, ya no tengo esa sensación de no tener tiempo para mí, porque me he dado cuenta de que, en realidad, todos los momentos son para mí, cuando trabajo es mi momento, cuando cuido de mis hijos, es mi momento, cada uno de los momentos de mi existencia es un momento para mí.” El maestro asintió en silencio.

Esta historia puede ayudarnos a comprender si planteamos correctamente la práctica. Ya que es bastante frecuente que algunas personas después de probar la meditación. Una vez han comprobado sus efectos, digan: “La meditación me va muy bien. Mi mente se calma. A pesar de estar sometido a una gran presión en mi día a día. Al meditar siento una paz auténtica y después todo es diferente, mi estado de ánimo, las relaciones personales, el trabajo, las aficiones… Soy consciente de todo el bien que me hace la meditación, pero aún así, no encuentro tiempo para hacerlo, no tengo tiempo para meditar!”

No tengo tiempo para meditar

Está claro que podemos sentirnos muy presionados por el trabajo, los compromisos familiares, y sin tiempo para meditar. Pero a menudo esto solo es un error de percepción. El tiempo no es un obstáculo, sino una dimensión de nuestra existencia.

En qualquier caso, podemos decir que no es necesario dedicar grandes bloques de tiempo a meditar, y que con pocos minutos al día será suficiente para notar algunos de sus beneficios. Eso siognifica que, podemos empezar simplemente centrando la atención en la respiración durante unos minutos. Haciendo pequeñas pausas para respirar conscientemente, a lo largo del día, y con eso ya notaremos un alivio del estrés.

Es una buena manera de empezar a meditar. Son nuestros primeros pasos en la meditación. Pero luego nos daremos cuenta de que con estas meditaciones de pocos minutos, no es suficiente para reconducir la enorme energía emocional que generamos cada día, y nos sentiremos nuevamente desbordados. Podemos intentar aumentar los minutos y la intensidad de las meditaciones, para adaptarnos a las fluctuaciones diarias, pero esto ya no es tan fácil como parece, a menos que tengamos el respaldo de un grupo de meditación y de un maestro que nos guíe en este proceso sutil.

Tiempo para meditar durante las actividades cotidianas, Mindfulness

Si no tenemos tiempo para meditar, también podemos incorporar la meditación a las actividades diarias. Practicar la conciencia plena mientras caminamos o mientras comemos. Aprovechar los momentos de tranquilidad y conectar con el entorno, integrándolo en nuestra rutina. Esto es lo que llamamos la práctica de mindfulness, y también está muy bien, pero también tiene sus limitaciones. Si no lo combinamos con meditación de dedicación exclusiva. Si no nos sentamos a meditar de vez en cuando, nuestra mente durante la práctica de mindfulness se irá alejando de la mente de zazen, y al final tendremos la sensación de que algo no está funcionando.

Nos parecerá, quizás, que la práctica de mindfulness es una actividad adicional a lo que estamos haciendo. Por lo tanto, estamos tratando de hacer dos cosas a la vez, cuando justamente es lo que tratábamos de evitar. Cuando tenemos esa percepción, es porque no hemos alcanzado la mente de zazen. Cuando alcanzamos la mente de zazen, la práctica de atención plena en la vida cotidiana se produce automáticamente, de una manera intuitiva, y en ningún momento tenemos sensación de separación, no hay dos actividades simultáneas, sino una sola actividad y una sola presencia.

El entrenamiento de la práctica del zen

Dedicar un tiempo exclusivo a sentarse a meditar, en zazen, nos permite aprender la manera de funcionar de la mente zen, y luego, en cualquier cosa que hagamos, esta sigue presente. Es una presencia en todo lo que hacemos, en todo lo que sentimos. Un maestro decía, “por muchas veces que me haya sentado a meditar, nunca he tenido la sensación de haber perdido el tiempo, sino todo lo contrario siempre me ha hecho sentir más vivo y más presente.

Nansen