La diferencia es la esencia

Un día Sekito leyó esta frase: “El verdadero sabio es aquel que se convierte en todas las existencias del Universo.” Sekito se preguntó: ¿Cómo puede una existencia convertirse en todas las existencias del Universo? Y a partir de aquel día, esta pregunta iluminó su camino.

La práctica de zazen es esto: hacerse uno con todo el Universo, olvidarse de uno mismo, y abandonar el ego, hacerse uno con todas las existencias. Pero aunque todos podemos experimentar esta realidad no dual, la diferencia no deja de existir, nuestra existencia no deja de ser diferente. Todos los seres tenemos la misma naturaleza, y a la vez somos todos diferentes. ¿Cómo podemos entender esto?

Por diferencia entendemos cualquiera de los múltiples aspectos: una capacidad diferente, un cuerpo diferente, un género diferente, una percepción diferente, una emotividad diferente, unas ideas diferentes, unas virtudes diferentes, unas debilidades diferentes, unas adicciones diferentes, unas conductas diferentes.Y aunque es verdad que todo esto forma parte del yo, cuando decimos que en zazen abandonamos el yo, no significa que eliminemos nuestras diferencias, sino que las aceptamos y, sin más, volvemos a la presencia consciente.

Diferencia y esencia se interpenetran, significa que la diferencia no puede existir sin la esencia, i la esencia no puede existir sin la diferencia, son inseparables.

Aceptar nuestra diferencia no quiere decir identificarse con la diferencia. Identificarse significa, por ejemplo, que si nosotros hablamos mucho, consideramos que lo normal es hablar mucho, y que hablar poco es raro. Y lo mismo podríamos decir a la inversa. El punto de vista egoísta nos hace considerar nuestra diferencia como normal, y la diferencia de los demás como una rareza. Se habla de lo que es y lo que no es normal, y a veces tratamos de imponer nuestras diferencias a los demás. Pero, ¿y si ser diferente fuera lo normal? Y si lo verdaderamente normal y frecuente fuera que todos somos diferentes? Comprender nuestra propia diferencia no es identificarse con ella, es ver nuestra diferencia con los ojos de los demás.

Hablo de comprender nuestra diferencia, aquella diferencia que en cada uno de nosotros marca nuestra vida, la diferencia que nos hace sufrir, que nos hace sentir con menos capacidad, o con dificultad para integrarnos en el grupo, o para relacionarnos con determinada persona, o la que hace que no podamos amar, o sentirnos amados, la diferencia nuestra que nos da miedo, o que rechazamos, o que queremos ignorar en vano. Cuando somos capaces de comprender nuestra diferencia, y hacernos íntimos con ella, entonces podemos decir que somos uno con la diferencia, sin identificarnos con ella. Somos uno con la diferencia porque la aceptamos tal como es, y nos perdonamos, y perdonamos a los demás, que no han podido ver y comprender esta diferencia nuestra. Aceptar y perdonar sinceramente, quiere decir aceptarnos y  amarnos, y amar a los demás, los que son también tan diferentes. Al comprender nuestra diferencia, podemos comprender la diferencia de los demás, i disfrutar de la maravillosa diversidad de todos los seres. A partir de nuestra diferencia penetramos en la esencia del Universo. Esto es lo que significa que diferencia y esencia se interpenetran. Esto  es lo que experimentamos sentados en zazen.

Lluis Nansen Salas