En el budismo zen se habla mucho de la compasión. A veces, no está claro cómo actuar. Es fácil caer en una falsa piedad. Esta falsa piedad busca solo contentar a los demás para obtener su reconocimiento. ¿Como podemos generar una auténtica compasión que no espera ninguna recompensa?
Cultivar el samadhi
En los retiros de meditación zen cultivamos el samadhi, la concentración autosostenida, con una práctica intensa y constante. En la postura de zazen no es dificil alcanzar el samadhi se produce automáticamente a partir de la dinámica entre el cuerpo y la mente. Es el principio para hacer surgir la compasión genuina.
Este samadhi va creciendo y estabilizándose. A medida que hacemos más meditaciones, el samadhi ya no solo ocurre cuando estamos sentados en zazen. También se presenta en cualquier actividad que realizamos. Finalmente podemos concentrarnos en lo que hacemos, sin desconectar de nuestro verdadero ser en ningún momento.
Sostener el samadhi
Ya no estamos perdidos en nuestros pensamientos. No estamos preocupados por cosas que no tienen que ver con lo que hacemos ahora. No deseamos dejar de sentir lo que sentimos. La mente unificada del samadhi nos hace gozar de cada aspecto de nuestra vida de ahora.
Está activa cuando trabajamos, cuando descansamos, cuando escuchamos, cuando preguntamos, sea lo que sea que estemos haciendo. La mente unificada del samadhi es estar presente en cada momento. Cada instante es lúcido y completo.
Meditación y vida cotidiana
Desde la meditación, el samadhi se extiende a nuestra vida. Al mismo tiempo, la compasión va creciendo. La compasión se convierte en un hilo que une nuestras experiencias. Es uno de los beneficios de la meditación.
Al estar más presentes, comenzamos a notar las emociones de los demás, sus luchas y alegrías. Esta conexión nos impulsa a actuar con amabilidad y comprensión. Cada interacción se transforma en una oportunidad para practicar la empatía, para ofrecer una sonrisa o una palabra de aliento.
A medida que cultivamos esta atención plena, también aprendemos a ser más amables con nosotros mismos. Nos permitimos sentir sin juzgarnos, aceptando nuestras imperfecciones y celebrando nuestros logros, por pequeños que sean. La mente unificada del samadhi nos enseña que cada momento es valioso, que cada paso en nuestro camino tiene su propósito.
La vida se llena de significado y gratitud
La meditación se convierte en un refugio, un espacio donde podemos recargar nuestras energías y encontrar claridad. Con el tiempo, esta claridad se refleja en nuestras decisiones y acciones diarias. Nos volvemos más conscientes de cómo nuestras elecciones afectan a los demás y al mundo que nos rodea.
Así, la práctica del samadhi no solo transforma nuestra relación con nosotros mismos, sino también con el entorno. Aprendemos a ver la belleza en lo cotidiano, a apreciar los pequeños detalles que antes pasaban desapercibidos. La vida se llena de significado y gratitud, y cada día se convierte en una nueva oportunidad para crecer y aprender.
Compasión como sabiduría en cada acción
En este viaje, practicar la meditación y la vida cotidiana se entrelazan, creando un ciclo de renovación y descubrimiento. Nos damos cuenta de que no hay separación entre lo sagrado y lo mundano; todo es parte de la misma experiencia. Y así, con cada respiración, seguimos avanzando, abrazando la vida con una mente y un corazón abiertos.
La compasión se manifiesta como la sabiduría en cada acción. Al principio de nuestro camino espiritual, cuando la compasión empieza a crecer, un gran deseo de salvar el mundo nos inunda el corazón. A este deseo le sigue después una gran decepción, nos parece que hay demasiados problemas a resolver y pocos recursos para hacerlo.
Que significa compasión en el budismo zen?
Es es el verdadero significado de la compasión, no es un deseo de ayudar a los demás ciegamente prolongando su sufrimiento en el samsara. Es actuar con sabiduría para mostrar el camino de liberación sin necesidad de mediar una palabra.
El dolor ajeno, el sufrimiento de la otra persona, es lo que nos mueve a hacer algo, aunque sólo sea decir una palabra de compasión. Pero sólo si actuamos con sabiduría podremos devolverles la paz interior.
Práctica y comprensión de la compasión
Pero cuando nuestra práctica se desarrolla, los intentos de salvar el mundo y la decepción de no lograrlo son reemplazados por una compasión real. Esta compasión nace de la práctica y de la comprensión.
A partir de la compasión genuina vemos que es lo que podemos hacer en cada momento y lo hacemos. Incluso lo hacemos sin saber que lo estamos haciendo.
La compasión sucede. La compasión sucede de la misma forma que crecen nuestros cabellos. Así de simple. Así de mágico.
Nansen