El gran maestro Tozan dijo: ”Explico lo que no puede ser practicado. Practico lo que no puede ser explicado.”
¿Por qué hablar por hablar? ¿Por qué hablar de lo que podemos practicar y comprender en silencio? A veces, hablamos demasiado. Hablamos para explicar lo que cada uno puede experimentar por sí mismo. Hablamos para llenar el silencio, como si tuviéramos miedo que del verbo ausente surgiera un torrente de oscuridad que nos tuviera que engulllir el yo. A veces, hablamos demasiado poco, callamos ante el sufrimiento de los demás, sabiendo lo que verdaderamente les puede ayudar. Dogen dice que la práctica clarifica el verbo, igual que el verbo clarifica la práctica. Lo que practicas todo el día, es lo que explicas todo el día. No hace falta hablar sobre lo que puede ser practicado, porque así ya queda explicado. Sentarse a meditar con los demás, no necesita ser explicado, simplemente sentarse, todo el mundo lo puede comprender. Todo el mundo puede conectar con su naturaleza y compartirlo en silencio con los demás. Es practicar lo que no puede ser explicado. Nadie puede explicar la gozosa experiencia de la no dualidad. No hay palabras. Es solo sentarse. Todo el mundo lo puede sentir. ¿Por qué perder el tiempo en cosas vanas, cuando podemos sentarnos bien acompañados, y disfrutar de la inconmensurable maravilla del simplement ser?
Lluís Nansen