Vimalakirti fue uno de los grandes discípulos laicos de Buda. Era un comerciante que vivía con su familia, pero la virtud de su práctica y sabiduría eran tales, que el Buda le mandaba a menudo sus discípulos para que les diera instrucción. Un día Vimalakirti se puso enfermo y el buda quiso enviar alguno de sus discípulos a interesarse por su salud.
El buda propuso, uno a uno, a todos sus discípulos de ir a visitarle, pero todos dijeron que no. No es que tuvieran miedo de contagiarse, es que la sabiduría de Vimalakirti era muy afilada, y ya les había dejado a todos en evidencia anteriormente. Era eso lo que temían.
Finalmente, Manjushri aceptó el recado del Buda, y se dirigió a la ciudad de Vaishali a interesarse por la salud de Vimalakirti. Cuando Manjuhsri llegó y entró en su habitación, vio que estaba vacía. No había nada, a parte de la cama donde descansaba Vimalakirti, que le dijo: -Sé bienvenido, Manjushri, ya que sin venir, has venido.
Manjushri respondió: -En efecto, el que viene, no viene de ninguna parte.- Y continuó -Decidme: ¿vuestro mal es soportable? ¿Disminuye gracias a algún tratamiento o, al contrario, aumenta día a día? El Buda me ha rogado de obtener noticias vuestras. ¿Cuál es la causa de vuestra enfermedad? ¿Durará mucho tiempo vuestro confinamiento? ¿Cómo se acabará?
Vimalakirti respondió: -Mi mal viene de la ignorancia, de la avidez y del odio. Estoy enfermo, porque todos los seres están enfermos, y mi mal cesará el día en que todos los seres se curen; porque es por los seres que el bodhisattva se sumerge en el círculo de muertes y renacimientos. Y entre el nacimiento y la muerte hay la enfermedad. Si los seres encontraran el medio de liberarse de todos sus males, el bodhisattva nunca más estaría enfermo. Cuando el hijo se pone enfermo, sus padres también caen enfermos; y se curan en el momento en que su hijo se cura. Igualmente, el bodhisattva que ama a cada uno de los seres como si fueran sus hijos, se pone enfermo cuando los seres están enfermos. Cuando los seres se curan, el bodhisattva se cura también. Mi mal no tiene forma, es invisible, es porque los seres están enfermos que yo estoy enfermo. Me preguntas cuál es la causa de mi enfermedad. La enfermedad del bodhisattva no tiene ninguna otra causa que la gran compasión.
Manjushri preguntó: -¿Por qué está vacía vuestra habitación?
– Todas las tierras de Buda están vacías -dijo Vimalakirti.
– ¿Qué significa vacías?
– Signfica que no hay dualidad.
– ¿Y dónde encontrar la no-dualidad?
– En la liberación de los budas.
– ¿Y dónde encontrar la liberación de los budas?
– En los pensamientos y los actos de todos los seres.
La enfermedad de Vimalakirti es la enfermedad de todos los seres. Solo cuando todos los seres se curen, Vimalakirti se curará. Cuando todos los seres se liberen de la avidez, el odio, y la ignorancia del egoísmo, Vimalakirti se curará. Algunos dicen que su confinamiento será eterno, porqué los seres son fácilmente presa del miedo, y abusan los unos de los otros, y se odian los unos a los otros. Pero la verdad es que se pueden liberar todos ahora mismo.
Sentados en zazen, descubrimos, igual que Manjushri, que la habitación está vacía, no hay nada donde agarrarse, nada donde poner los ojos, nada con qué entretener el pensamiento. La habitación está vacía: es la mente de la no-dualidad, la puerta de la liberación de los budas. ¿Y dónde encontrar la liberación de los budas? En cada pensamiento, si es un pensamiento no egoísta, es la liberación. En cada acto, si es un acto no egoísta, es la liberación. Y si hay miles de actos no egoístas, miles de Vimalakirtis se curan y sonríen desde todos los tiempos.
Lluís Nansen Salas
foto: Rolf Dobberstein