Mazu estudió con Nanyué. Después de recibir íntimamente el sello de Nanyué, Mazu continuaba practicando zazen día y noche. Un día, Nanyué se le acercó, y le dijo: “¿Con qué intención practicas zazen?”
Mazu dijo: “Mi intención es convertirme en buda.”
¿Qué significa convertirse en buda? ¿Un ser convirtiéndose en buda? ¿O es buda convirtiéndose en buda? Mazu quiere decir que sentarse en zazen es, en sí mismo, “intención de convertirse en Buda.”
La intención de convertirse en buda es fundamental. Aunque ya somos naturaleza de buda, i que convertirnos en buda signifique convertirnos en lo que ya somos, la intención de convertirse en Buda es la pura determinación del espíritu del despertar.
¿Por qué es importante la intención de convertirse en Buda? Porque es el deseo de despertar de nuestras ofuscaciones. Es una intención sin intención. ¿Y qué pasa si esta determinación no está presente?
A veces, aparece una ofuscación, por ejemplo, desprecio hacia los demás, orgullo, o vanidad, y nos damos cuenta de que en ese momento no somos capaces de expresar este “quiero convertirme en buda”, “quiero despertar de esta ofuscación”. Y es que en ese momento nos estamos aferrando a nuestro pensamiento. Si nos fijamos bien en ello, y somos honestos, nos daremos cuenta de cuántas veces nos descubrimos criticando a los demás, y no somos capaces de decir “quiero convertirme en buda.” Y es que en ese momento lo que queremos es criticar. Observemos la cantidad de veces que estamos haciendo castillos en el aire, fabricando proyectos fantasiosos, y no somos capaces de decir “quiero convertirme en buda.” Y es que en ese momento lo que queremos es no tocar de pies en el suelo.
Cuando nos cuesta tanto expresar la intención de convertirnos en buda, es porque en ese momento no queremos despertar. Queremos seguir soñando el sueño de la arrogancia y la vanidad, del desprecio y la crítica, de la fantasía y las ilusiones infundadas. Hay que darse cuenta de esta realidad, observar que muy a menudo no queremos despertar, y que así perpetuamos nuestro encadenamiento al sufrimiento.
La intención de convertirse en buda de Mazu no es trivial. Mazu no busca nada externo, desea ser aquél que ya es, actualizar la mente despierta más allá de las ofuscaciones. Cuando Mazu dice “mi intención es convertirme en buda”, en ese momento ya es buda, y por eso lo puede expresar. Y si nosotros lo expresamos de todo corazón, sin la más mínima sombra de duda, quiere decir también que ya lo somos.
Cuando, sentados en zazen, somos capaces de decirnos “quiero convertirme en buda,” cada vez que aparece la crítica, el desprecio, una fantasía, un deseo… en ese momento preciso comprendemos que entre zazen, “quiero convertirme en buda” y “buda” no hay ninguna separación, son lo mismo.
Nanyué coge una teja y la empieza a pulir sobre una roca. Mazu pregunta: ¿qué estás haciendo?
Nanyué responde: “Estoy puliendo esta teja para convertirla en un espejo.”
Mazu dice: “¿Cómo puedes hacer un espejo puliendo una teja?”
Nanyué dice: “¿Cómo puedes convertirte en buda haciendo zazen?”
El espejo ya es espejo antes de coger la teja, nuestra naturaleza ya es buda. Despertar es dejar de agarrar, dejar de empeñarnos en criticar a los demás, dejar de empeñarnos en hacer castillos en el aire. Y también dejar de agarrar el “yo quiero convertirme en buda.” Y cuando dejamos de agarrar, sentados en la intimidad de zazen, la mente despierta. La meditación sentada es en sí misma el despertar.
Lluis Nansen Salas