Samu: El voluntariado en el Zen

El voluntariado es, sin duda, una de las vías espirituales más universales compartida por todas las tradiciones. En el ámbito del Zen japonés se le llama Samu, y paralelamente en India se conoce como Karma-yoga. Trabajo voluntario, o voluntariado, significa en última instancia dedicar nuestro esfuerzo y energía a realizar tareas en beneficio de la comunidad, de manera desinteresada, sin esperar nada a cambio.

En general, en la mayoría de las escuelas budistas, el trabajo voluntario, o voluntariado, desempeña un papel fundamental. Incluso hay quienes dejan otras prácticas espirituales, como la oración, para dedicarse exclusivamente al trabajo voluntario.

Sin embargo, en el Zen, como sabemos, el zazen siempre ocupa el primer lugar y es la base de todo. Por esta razón, el trabajo voluntario, o voluntariado, en el Zen no se puede entender sin el zazen. Sentarse en zazen antes de realizar el Samu, el trabajo voluntario, es natural, y gracias a esto, se impregna del Samadhi de Zazen.

Una historia zen

Una vez, un viejo maestro estaba trabajando en el huerto de la comunidad. Siempre lo había hecho, incluso cuando asumió el cargo de abad. Tenía ochenta años y seguía trabajando en el huerto con su azada bajo el sol. Algunos monjes jóvenes se compadecieron de él y le dijeron:

Eres muy anciano para trabajar tan duro, ¿por qué no dejas este trabajo a los más jóvenes?

Sin embargo, el viejo monje agradeció su atención y les dijo: -He dedicado toda mi vida a servir a la comunidad, ¿por qué debería dejar de hacerlo ahora?

Un día sin trabajar, un día sin comer

Pero los jóvenes, con la buena intención de liberarlo del duro trabajo voluntario, al día siguiente le habían escondido la azada y las herramientas. Como resultado, por la mañana, al verse privado de sus herramientas de trabajo, el viejo monje se sentó pacíficamente en zazen en un rincón del huerto.

Pasó la mañana y más tarde llegó la hora de almorzar. Todos dejaron el trabajo para ir a comer, pero el viejo continuó meditando serenamente.

Así pasó también la tarde, y cuando llegó la hora de cenar, tampoco se levantó. Uno de los monjes jóvenes se acercó a él y le preguntó:

– No has comido nada en todo el día, ¿no piensas venir a cenar?

El anciano le respondió: -Un día sin trabajar, un día sin comer.

Al escuchar esto, los jóvenes monjes finalmente entendieron. Luego le devolvieron las herramientas mientras le agradecían su enseñanza.

Esta historia sirve para ilustrar el espíritu del voluntariado Zen. Así es como lo transmitió Taisen Deshimaru a los monjes zen europeos.

El camino del samu voluntariado altruista

Trabajar para la comunidad es la mejor forma de dejar atrás los hábitos egoístas. Así se ha practicado en el budismo zen durante siglos. Dejar de centrarnos únicamente en satisfacer nuestros deseos y necesidades.

Dejar de preocuparnos solo por nuestra imagen personal. Ofrecer nuestro esfuerzo y energía sin esperar beneficio personal se convierte en un claro indicio de realización.

Aquellas personas atrapadas en la ignorancia son incapaces de dar de manera desinteresada. La persona que da de manera desinteresada y es capaz de llevar a cabo el voluntariado, e incluso asumir responsabilidades si es necesario, demuestra estar liberada de los apegos egoístas que le impiden dar.

El voluntariado es el vehículo ideal para perfeccionarnos en el Camino del no-yo y disfrutar de la grandiosa alegría del altruismo. Todos los budas han dedicado su vida a los demás por completo y sin reservarse nada, sin preocuparse por si eso afecta o no a su imagen. ¿Cómo, si no, podrían haber alcanzado el Despertar Supremo?

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    ¿Porque hacer samu voluntariado en el templo zen?

    Hacer voluntariado en un templo zen puede ser una experiencia enriquecedora y transformadora. Participar en las actividades diarias del templo te permite sumergirte en la práctica del zen. Puedes aprender de los monjes y practicantes más experimentados. Estas actividades incluyen practicar zazen, la jardinería, la preparación de alimentos, y el arte zen.

    Además, el voluntariado en un templo zen brinda la oportunidad de desconectarse de la rutina diaria y sumergirse en un ambiente de paz y serenidad. Convivir con otros voluntarios y practicantes es enriquecedor. Se comparten experiencias y se crean lazos de amistad y apoyo.

    Por otro lado, el voluntariado en un templo zen también puede ser una forma de contribuir al bienestar de la comunidad y de ayudar a preservar una tradición milenaria. Al colaborar en la conservación y mantenimiento del templo, se está contribuyendo a su continuidad y a la difusión de sus enseñanzas.

    En resumen, hacer voluntariado en un templo zen puede ser una experiencia única y enriquecedora, que permite crecer espiritualmente, desconectar de la rutina diaria de la vida cotidiana, crear lazos de amistad y contribuir al bienestar de la comunidad.

    ¿Que importancia tiene la presencia de un maestro zen durante el samu voluntariado?

    La presencia de un maestro zen durante el voluntariado puede tener una gran importancia en el desarrollo personal y espiritual de los voluntarios. Un maestro zen puede guiar a los voluntarios en la práctica de la meditación zen y la atención plena, ayudándoles a encontrar la calma y la claridad mental necesarias para enfrentar las situaciones desafiantes que puedan surgir durante el trabajo voluntario.

    Además, un maestro zen puede enseñar a los voluntarios a cultivar la compasión y la empatía hacia los demás, lo cual es fundamental en cualquier labor de voluntariado. Su presencia puede inspirar a los voluntarios a ser más conscientes de sus acciones y a actuar con bondad y generosidad en todo momento.

    El maestro zen también puede ofrecer orientación espiritual y apoyo emocional a los voluntarios, ayudándoles a encontrar un sentido más profundo en su labor voluntaria y a mantenerse motivados a pesar de los desafíos que puedan enfrentar. En resumen, la presencia de un maestro zen durante el voluntariado puede enriquecer la experiencia de los voluntarios y contribuir a su crecimiento personal y espiritual.