Como cada mes de septiembre, después del descanso del verano, volvemos a nuestras ocupaciones. Esta semana, el bullicio de la ciudad y la gente por las calles nos avisa que la mayoría de nuestros conciudadanos ya han regresado. Comienza un nuevo ciclo de esos que van de otoño a verano, un curso escolar, que no deja de ser un ciclo natural para todos.
Los finales y comienzos de ciclo son un buen momento para la reflexión, para aclarar nuestros objetivos en la vida, y en nuestro caso, como practicantes zen, es un buen momento para reflexionar sobre nuestra práctica, sobre si queremos dedicarnos más o menos a ella.
También es un buen momento para desprendernos de algunas necesidades artificiales que ya no nos son necesarias, para aligerar el equipaje. A diferencia de una carrera profesional o académica, el camino del Zen no es un camino para acumular méritos, sino que es un camino de desprendimiento, de deshacerse de todo aquello que ya no necesitamos.
Es justamente este desprendimiento lo que nos da más tiempo y más energía para dedicarlos a la práctica del Zen o a lo que consideremos más importante en nuestra vida.
Por nuestra parte, ya hemos hecho esta reflexión, y durante este nuevo curso de otoño a verano, os acompañaremos en vuestra práctica, como hemos hecho en años anteriores, eso sí, con más horarios de zazen que el año anterior, más cursos y actividades, y sobre todo, con un nuevo enfoque más participativo. La primera prueba de esto último será la Jornada de Acción Zen, Ecología y Sociedad, de puertas abiertas. Os esperamos.
Buenos propósitos para el nuevo curso.
Nansen