Lluís Nansen Salas, 2024, Indra i la Guineu, Ensenyances zen a Lluçà 5, Barcelona, Edicions Zen Kannon

Indra i la guineu ensenyances zen a llluçà quatre dhyana

El libro “Indra y el Zorro” es el quinto volumen de las enseñanzas impartidas en Lluçà, en la comarca del Lluçanès, durante las sesshin, los retiros de práctica del Zen. Este libro incluye las realizadas en el año 2019. Como muestra, una pregunta-respuesta sobre los cuatro dhyana.

Indra y el Zorro contiene todos los mondo que se realizaron durante aquellos retiros, es decir, las preguntas formuladas por los estudiantes y practicantes de la Vía y las respuestas dadas por el maestro. El libro ha sido posible gracias a todos los practicantes que llevaron a cabo la transcripción de las sucesivas grabaciones.

Encontrarás Indra y el Zorro en el Templo Zen de la Gran Vía, por 10 euros. (Solo disponible en Catalán)

Sumario de Indra y el Zorro

Retiro Semana Santa 2019
Ango, el retiro de verano 2019
Rohatsu, retiro de diciembre de 2019
Retiro de fin de año en Barcelona 2019

Muestra del mondo en Indra y el zorro

Pregunta sobre los cuatro dhyana

Estudiante: Sobre la cuestión de los cuatro dhyana, estoy bastante despistado. Por ejemplo, entiendo que es un estado de gozo que se va transformando en estado de ecuanimidad. Entonces, según lo que leo, lo que hay que hacer con el estado de gozo es sustraer el ego que experimenta el gozo, y no sé si es así. ¿Qué significa ecuanimidad? ¿Y en qué se diferencia del gozo? No lo sé, si puedes darme una pista…

Respuesta sobre los cuatro dhyana

Nansen: Bien, en los cuatro dhyana se trata de ir desprendiéndonos de los distintos apegos de nuestra mente.

Primer dhyana

Empezamos por desprendernos del mundo de los deseos y de las expectativas, y eso nos permite entrar en el primer dhyana. Todo esto se hace a partir de la práctica de zazen. Realmente es difícil ver todos estos desprendimientos con un pequeño rato de meditación, pero si hacemos largas meditaciones, como las que realizamos en el retiro, podemos ir observando cómo, al principio, estamos atrapados aún en el mundo del deseo y de los impulsos egoístas, y a medida que logramos desprendernos de ello, entramos en este primer dhyana.

Segundo dhyana

Después, claro, aunque nos hayamos desprendido del deseo y de la aversión, aún existe una lucha interna entre los opuestos: entre lo que nos gusta y lo que no nos gusta, entre lo que creemos que es justo e injusto, entre el bien y el mal, y todo esto aún nos mantiene en cierta inquietud y ansiedad. En el momento en que logramos liberarnos de esta lucha entre los opuestos y entrar en la mente de la conciencia de la no-dualidad, eso nos libera. Porque, realmente, cuando estamos en esa lucha entre opuestos, por ejemplo, cuando estamos en una situación de pensar si es justo o no, eso nos genera una inquietud que podemos abandonar en el momento en que nos desprendemos de esta lucha entre los opuestos.

Tercer dhyana

Después, el siguiente paso es darnos cuenta de que hay un sujeto de toda nuestra percepción, que hay un yo que también crea una percepción de dualidad entre el yo y lo que este yo percibe, entre el yo y este yo que piensa. A medida que profundizamos en la meditación, podemos desprendernos de esta creencia en el yo, esta tendencia que tenemos, provocada precisamente por nuestra percepción, que nos hace crear la idea de que hay un yo que percibe y un yo que piensa, que es algo fijo en nuestra mente. Y la creencia de que el yo es algo fijo es una de las raíces de nuestro sufrimiento.

En el transcurso de la meditación, hay momentos en los que podemos desprendernos de esta creencia, y es cuando nos sentimos libres del yo, como si no hubiera un yo viviendo la experiencia, sino que es la experiencia en sí misma la que es vivida, y eso produce gozo.

Cuarto dhyana

Cada vez que nos desprendemos de algo, nos produce gozo. Es como cuando llevamos una mochila cargada y la dejamos, sentimos una sensación de alivio y gozo. Cada uno de estos gozos es un poco diferente, porque depende de aquello de lo que nos hemos desprendido. Precisamente esto marca cómo sentiremos ese gozo, y las sensaciones son un poco diferentes en cada caso en el que nos vamos desprendiendo de algo.

Y, finalmente, también podemos desprendernos de ese gozo y del deseo de buscar ese gozo. Porque cuando descubrimos el gozo en la meditación, puede aparecer el deseo de buscarlo, de disfrutarlo. Entonces también es el momento de poder desprendernos de buscar ese gozo.

Ecuanimidad

Entonces la mente entra en una ecuanimidad en la cual sentimos que no nos sobra ni nos falta nada, que simplemente somos, sin querer ni desear nada.

Todos, en algún momento, a lo largo de la sesshin, podemos pasar por estos desprendimientos y entrar en esta ecuanimidad y en ese sentimiento de simplemente ser. Solo necesitamos seguir las instrucciones y las pautas que marca la sesshin, que nos conducen verdaderamente a experimentar y desprendernos de todo esto. Pero realmente es necesario seguir todas las pautas si queremos experimentarlo, porque, por ejemplo, si nos movemos, si no mantenemos la inmovilidad, nos quedamos en lo que hay antes del primer dhyana.

La inmovilidad de la postura de zazen

Eso de moverse es seguir un deseo, el deseo de movernos, y nos movemos. En el momento en que nos movemos, caemos fuera de estos estados de concentración más profundos y regresamos al mundo ordinario inmediatamente. En el preciso momento en que hacemos un movimiento voluntario, nuestra mente vuelve de nuevo al punto de partida. Por eso insisto tanto en que intentéis mantener la inmovilidad. Si, cuando nos llega el impulso de “Ahora me movería. Necesito moverme”, en ese momento esperamos un poco más, entonces ese deseo desaparece, y además nuestra mente puede dar un giro y entrar en un estado de mayor desprendimiento, y cambiar su manera de funcionar. A lo largo de la sesshin son estados de concentración que podemos ir experimentando.

Extracto del libro Lluís Nansen Salas, 2024, Indra i la Guineu, Ensenyances zen a Lluçà 5, Barcelona, Edicions Zen Kannon